domingo, 30 de agosto de 2009

Visiones nocturnas

Ayer saliste de una sala oscura, muy oscura. No sé si sería una especie de cine, pero creo que algo proyectaban. O quizás no... Tampoco te pregunté. El caso es que detrás de ti salió tu amigo y detrás de él un montón más de gente. Aquel sitio tenía tan poca luz que lo único que podía ver desde fuera, donde yo me encontraba, era una mancha negra. Fuera lo que fuese lo que pasó allí dentro, sonreíais al salir, pero yo me sentía mal. No sé por qué. Más tarde hice las maletas para ir con vosotros a alguna parte, pero parecía que todo me salía mal y que no llegaría a ningún sitio. Ni siquiera sé qué pensabas tú de que me uniera a vosotros.

Hoy ha sido diferente. Estaba allí y había mucha gente, muchísima, en medio de aquel sitio donde nos hemos encontrado. Nos hemos mirado, pero ni siquiera hemos cruzado palabra alguna. No sé qué demonios hacía en medio de tantísima gente, es muy agobiante estar en un sitio así... Pero no tardé en salir, y al hacerlo ahí estabas tú, hablando con mis padres. Te habías parado a saludarles y daba la impresión de que os llevaseis genial, de que os conocieseis de toda la vida. Qué raro... Cuando llegué hasta vosotros me extrañé de que te hubieses parado con ellos y antes conmigo no, pero supongo que en medio de esa gran multitud tampoco habríamos podido hablar. Además de toda esa marabunta, me ha llamado muchísimo la atención lo encapotado que estaba el cielo... Parecía que iba a empezar a llover de un momento a otro, pero no ha caído ni una gota.

Más tarde te vi ahí subido celebrando lo bien que te fue...

Ya veremos qué pasa mañana... O, mejor dicho, ya veremos qué pasa esta noche. Eso sí, si vienes trae un poquito más de luz... que no me gustaría tener que empezar a preocuparme por tonterías.