Después de ducharme suelo echarme aceite por el cuerpo, para hidratar mi piel un poco. Es un gesto casi tan mecánico como el resto del proceso, y no suelo prestarle demasiada atención.
El otro día, de pronto me dio por mirar el bote y me di cuenta de que se estaba gastando. De hecho, apenas quedaba, y me pregunté si no me quedaría sin aceite antes de acordarme de comprar más. Luego pensé que eso nos pasa a veces con las personas.
Sí... En realidad nos sucede algo parecido: tratamos con una persona a diario y, por el motivo que sea, se va "gastando" lentamente mientras nosotros simplemente hacemos "uso" de su amistad... tan lentamente que olvidamos comprobar cómo está, y para cuando nos damos cuenta, esa persona está tan "gastada", o, mejor dicho, a esa persona la hemos "gastado" tanto, que se "termina" antes de que seamos capaces ya de reaccionar.
Creo que a partir de ahora voy a mirar más de vez en cuando cómo de llenos están los botes de todo. No quiero quedarme sin y sorprenderme un día de estos tratando de sacar algo de un envase que está vacío.