¿Alguna vez has pensado qué sería de tu vida si hicieses lo que verdaderamente quieres y no lo que crees que debes hacer? Te habrías declarado a un montón de chicas a las que ni siquiera te atreviste a hablar por miedo a que te dijesen que no, y, tal vez, alguna de ellas te hubiese sorprendido. Te hubieras acercado a aquel chico de clase que te llamaba tanto la atención pero al que no dijiste nada por si él no quería ser tu amigo. Habrías ido a ese sitio al que te morías por ir pero al que nadie quería acompañarte y a ti te daba tanta vergüenza ir solo. Hubieses ayudado a esa persona en la calle con la que otros se estaban metiendo y que estuviste tentado de ir a defender. Y así miles de cosas más.
No sé si tu vida habría sido una llena de fracasos... o tal vez plena de satisfacciones. Lo que sí sé es que tal vez todavía estés a tiempo de cambiarlos por la frustración y la incertidumbre que ahora mismo viven contigo. Quizás a veces merezca la pena arriesgarse para poder ganar.