sábado, 27 de febrero de 2010

Normal y patológico

La gente en general no se lo cree, pero muchas patologías consisten en cosas que nos pasan a todos, solo que llevadas a un extremo en el que quien las padece, o las personas de su entorno, sufren.

Algo muy común son las obsesiones, aunque eso está más extendido. No tanto así las compulsiones. Hay quien se asusta o quien piensa que es muy raro por, por ejemplo, ir como en la película aquélla, controlando qué tipo de baldosas de la acera pisa. O por tener que colocar sus bolígrafos en un orden determinado que, de romperse, le pone de lo más nervioso. O por pasar el trapo un número concreto de veces por encima de los muebles, aun sabiendo que con menos quedarán igual de limpios. Se podrían enumerar tantas obsesiones y compulsiones como personas en el mundo. Cada uno tiene lo que se suele llamar "sus manías", y aunque sean absurdas y nosotros incapaces muchas veces de imponernos ante ellas, son perfectamente normales. Suponen un problema cuando, por ejemplo, tienes que seguir tu ritual sin excepción y de la forma que tú consideras perfecta y tardas 5 horas en una tarea que te debería llevar 5 minutos, y eso a la gente normalmente no le pasa.

Más o menos pasa lo mismo con muchas otras cosas. En ocasiones la diferencia entre lo normal y lo patológico es meramente cuantitativa, aunque sobre eso hay distintas opiniones. Yo creo que a veces sí y a veces no, pero desde luego que hay muchísimas veces que sí.