viernes, 31 de julio de 2009

Acelerar procesos

Hay quien se empeña en acelerar procesos que, por su naturaleza, deben ir despacio. El amor no nace en tres semanas. No se hacen amigos en dos días. Conocer a una persona y establecer según qué tipo de relación con ellas lleva su tiempo, por mucho que a algunos no les guste esperar. Y tampoco entiendo por qué, ya que a mí personalmente me encanta el proceso de ir descubriendo poco a poco los entresijos de alguien que me resulta interesante.

Es bonito también echar la vista atrás cuando ha pasado un tiempo y ver cómo fue creciendo lo que tenías con alguna persona. Cómo fue evolucionando hasta lo que es ahora. Con más de dos y tres personas me ha pasado que al principio les tenía una manía horrible, algo cercano o parecido al odio, y después la vida, el destino, nosotros mismos o vete a saber qué, fuimos dando un giro a aquello hasta hacernos inseparables. Bueno, inseparables no debería ser la palabra que utilizase, pero bien podría ser cercanos, porque aunque haya distancia física o de otro tipo de por medio siguen conmigo de alguna manera.

En fin... Precipitarse en pocas ocasiones sale bien. No se puede empezar una casa por el tejado y pretender que salga adelante. Hay que exponerse a quedarse por la mitad o a no acabarla nunca. Al menos yo prefiero una casita modesta a un montón de escombros y dos personas insistiendo en vivir encima de ellos.