Los días pasan. Las oportunidades se van, la gente se muere. El tiempo se acaba. Parece que no nos demos cuenta de que eso es así hasta que lo vemos pasar. Hasta que ya es demasiado tarde.
Es como correr por un camino que termina en un barranco. No piensas que debías haber girado hasta que el vacío te sorprende, pero en realidad llevabas todo el tiempo teniendo la opción de cambiar el rumbo. Lo que pasa es que no te habías dado cuenta.
No creo que sea imposible darse cuenta de eso antes de que suceda. De hecho, es probable que mucha gente sepa que ocurre y simplemente no haga nada, confiando en que siempre haya más días, más oportunidades, más tiempo... Pero es que es verdad que la gente se muere, así que hay que aprender a adivinar dónde hay un precipicio. Debemos darnos cuenta de que están ahí antes de que ellos den cuenta de nosotros, porque sería una pena dejarse morir en uno.