Qué terriblemente idiotas somos los humanos. Podemos perder media vida esperando a que otro dé el primer paso, aunque en el fondo estemos locos por volver a andar junto a alguien. ¿Es que pesa más el orgullo que todo el cariño del mundo junto? No lo creo, porque si la balanza se inclina hacia ese lado será que tampoco pesa tanto lo que hay en el otro, así que la pelea no debe ser con el orgullo. Es más bien con nuestro ego.
Ego... Tal vez tampoco sea eso. La cuestión es que a veces si uno no se decide a dar el primer paso y se sienta a esperar a que el otro lo haga es porque quiere ver hasta qué punto le importa. Puede que no tenga que ver con el ego, ni con el amor propio... Tiene que ver más bien con la necesidad de sentirse querido. Querer que te quieran puede llegarle a hacer a uno sentirse muy mal, pero no deja de ser algo natural y a veces se tienen dudas sobre qué papel tenemos en la vida de los demás. Quizás sea cosa de la autoestima, o igual, en realidad, una mezcla de todo un poco.
Mientras tanto, el uno por el otro la casa sin barrer. Y el reloj corriendo cada vez más deprisa.