Las teorías sobre el Procesamiento de la Información (PI) llevan años manteniendo que hay una cierta analogía entre el funcionamiento de la mente humana y el de un ordenador. La verdad es que a veces desearía que esa analogía fuese un poco más allá.
Cuando un ordenador se satura, o se desestabiliza, el sistema nos suele dar la opción de volverlo a iniciar en una configuración anterior funcional, esto es, nos permite volver a un punto en que todo funcionaba para volver a empezar desde ahí. Ya podía pasarnos también eso a las personas.
Si tu mundo da un vuelco, si tu vida empieza a desmembrarse, no tienes esa opción. No puedes volver atrás, a cuando eras feliz todavía, y cambiar lo que hiciste para que lo que tenías entonces no se acabe resquebrajando. Es una gran putada que los del PI no tengan más razón de la que tienen, porque estoy segura de que muchos quisieran salvar los mejores momentos de su existencia y poder vivir tranquilos, arriesgándose continuamente por conseguir lo que desean, sabiendo que si algo va mal siempre pueden volver a ese punto. Teniendo la certeza de que, pase lo que pase, volverán a ser felices... Y no como estamos ahora, teniendo que aprovechar cada segundo que nos hace sonreír, porque podríamos no volver a tener uno igual.
Supongo que esa incertidumbre también nos mantiene vivos. El nivel de estrés ideal es el que no se pasa ni deja de llegar, pero para muchos el no saber aumenta demasiado ese nivel y se hace difícil arriesgar, por temor a qué pueda pasar en el camino que no vayan a poder cambiar. Sea como sea, somos personas, no ordenadores... y tendremos que vivir con ello.