jueves, 11 de diciembre de 2008

De película

Qué común es soñar despierto, ¿verdad? Yo suelo hacerlo bastante, desde que era pequeña. Siempre albergaba la esperanza hasta el último momento de que lo que se me había pasado por la cabeza se hiciese realidad. Lamentablemente, eso nunca sucedía, así que acabé aceptando que, a no ser que fueses la protagonista de una película, los sueños no saldrían del lugar donde los engendraste: tu cabeza.

Y fue así hasta que lo conocí... Sí. El sueño mismo de ver uno cumplirse se me hizo realidad. Me lo hizo realidad. Entonces, lo que me habría gustado que sucediese y lo que finalmente acabó pasando fueron lo mismo. Él me hizo sentir como deben hacerlo esos personajes principales cuyas vidas siguen el curso perfecto que siempre habían deseado. Incluso me fue sorprendiendo con escenas increíbles que ni siquiera en mi imaginación habrían tenido nunca lugar. Todo fue mágico.

Lástima que el desenlace también pareciese de película, aunque de una un poco bastante más triste. Ese sufrimiento que también hemos visto en otros y del que creemos que quizás nos libremos nosotros me alcanzó de pleno. Increíble principio e increíble final.

Después de tanto, el tiempo hizo muy bien su trabajo. El olvido también hizo lo propio, y, al menos con respecto a esa historia, mis sueños se acabaron. El dolor fue saliendo poco a poco de escena y todo volvió a ser normal. Hasta ayer.

No lo esperaba. También en la ficción es frecuente escuchar un "lo siento" que luego raras veces oímos en la realidad. Pues volvió a hacerlo. Recuperó parte de la magia que trajo consigo un día y la compartió conmigo. Eso que nunca piensas que vaya a hacer otro por ti, cuando crees que de ti nadie se acordará pasados los meses. Lo hizo. Volvió a parecerse a la escena de una película que te gustaría protagonizar y, de nuevo, superó mis expectativas.

Ahora todo es diferente... Ni siquiera la magia puede borrar ciertas cosas, ni a mí me gustaría que cambiasen ciertas otras. Pero diferente no siempre es peor. Ya una vez pensé que algo era insuperable y más tarde quedó bastante reducido y eclipsado por él. ¿Por qué perder la esperanza cuando, además, están enseñándonos un rayo de luz?

Sólo espero que esta vez no tenga un trágico final. No necesito que esta película sea la más vista. Tampoco necesito a los mejores actores ni quiero un gran guión. Con que nos haga otra vez felices será más que suficiente.