viernes, 26 de diciembre de 2008

Llamar la atención

Me encanta. Pero se puede hacer de muchas formas, y yo suelo distinguir entre dos: hay personas que hacen cualquier cosa con tal de llamar la atención, porque gozan destacando sea por lo que sea y como sea, y también están las que disfrutan cuando algo que hacen de forma natural cautiva a otros. Soy de las segundas y detesto a las primeras.

Odio el histrionismo, no puedo con él, y las personas histriónicas suelen sacarme de quicio. Para ellas todo vale cuando se trata de ser el centro de atención. Da igual si tienen que pisar a otros, arrastrarse ellas o prostituir sus ideales por sentirse unos minutos observadas. Eso cuando los tienen, claro. Me parece tan mezquino, lamentable y patético que casi me provoca náuseas...

A mí lo que me gusta y me enorgullece es levantar la vista de lo que hago porque simplemente quiero y ver que a alguien le gusta. No me esfuerzo ni pienso hacerlo por destacar... pero cuando ocurre que algo que yo hice lo hace sí me siento satisfecha.

Parece a simple vista que se trata de lo mismo pero hay un abismo entre las dos formas de llamar la atención. En una haces para que te vean... en la otra te ven porque haces.