domingo, 28 de diciembre de 2008

Inocente...

No. No quiero hablar de bromas. De hecho a mí el tema me hace bastante poca gracia.

Pocas veces me he encontrado con gente realmente inocente, y cuando lo he hecho he tenido la -para mí mala- suerte de verla corromperse con el paso de los años. Supongo que por eso se suele atribuir a los niños, porque el tiempo la acaba destruyendo. Y lo peor es que creo que lo más adaptativo es perder parte de esa inocencia, pero me parece tan triste verla irse de alguien que esa partida me produce cierta ambivalencia.

Encima cada vez quedan menos inocentes... En los tiempos que corren la inocencia se pierde cada vez más temprano, y cuando los jóvenes sienten que la tienen no hacen otra cosa sino tratar de deshacerse de ella. Creen que es lo malo, lo que los hace débiles y vulnerables... cuando en realidad es lo que los hace más fuertes. Es lo que tienen ellos y que a los demás les falta. Y, aún más, una vez la han perdido nunca más la podrán recuperar.