domingo, 28 de diciembre de 2008

Pena

A nadie le gusta dar pena. A menos, claro está, que se quiera hacer adrede para conseguir algo... pero no es a eso a lo que me refiero. Tampoco a mí me gusta dar pena. Ni sabría decir ahora mismo por qué.

Sin embargo, y aunque hay pocas cosas, personas o situaciones que me den pena, cuando me pasa es cuando me siento más humana. Y cuando digo pena quiero decir ese profundo pesar que uno nota desde dentro, no al mero "pobrecillo" que soltamos muchas veces. Ésa es sólo una verbalización casi automática, y lo que yo digo es interior. Tal vez la empatía llevada a su máximo exponente.

Al final, sabiendo la calidez que a mí me transmite una persona cuando me da pena, creo que tampoco debe ser tan malo dársela a otro. Hacer a otro sentir que es una persona no debería avergonzar a nadie.